lunes, 1 de noviembre de 2010

Esos minutos me parecieron eternos. Sobre la pared se encontraba y yo hablando con el. Esperándote estaba. Gritos, charlas, ruidos. Tus amigos aparecían, vos no. Mientras hablaba, te buscaba. Él seguía sobre la pared justo cuando saliste y te quedaste a unos metros de nosotros. Tu mirada fue desafiante y dulce a la vez. Yo hablaba y te miraba. Vale aclarar que las burlas no faltaron. Nuestras risas hacían que nos miraras cada vez más. Yo sabía que te irías, pero todavía estabas ahí parado con tus amigos. En dos segundos una multitud impedía nuestras miradas, pero siempre al final se encontraban. Nosotros seguíamos hablando y ellas no salían. Cuando te quiero encontrar de nuevo habías desaparecido. Ni rastros de vos. Al otro lado estaba ella. Sus ojos se encontraron posados en mí y encadenaba furia. Yo estaba confundida. ¿Qué fue lo que hice para aquella mirada? No lo sabía ni lo sé. ¿Por qué será que es siempre la misma rutina?

No hay comentarios:

Publicar un comentario