miércoles, 12 de septiembre de 2012

Los recuerdos eran mejores que cualquier realidad que hoy pudiera ver, pero aún así, los aparté de mi mente rápidamente y me encaminé hacia la esquina, dejándolo todo atrás.
Me sentí torpe, como si corriera sobre arena mojada. Parecía incapaz de mantener el equilibrio sobre aquél cemento. Tropecé varias veces, y en una ocasión me caí. Me hice varios rasguños en las manos cuando las apoyé para amortiguar la caída. Luego me tambaleé para volver a caerme, pero finalmente, conseguí llegar a la esquina.
Y allí había otra calle.
Supongo que cada final trae consigo un principio detrás...

No hay comentarios:

Publicar un comentario