lunes, 13 de septiembre de 2010

A plena luz del día, te vi. Ahí parado como si nada. Pensé que ibas a cumplir tu promesa. Esperé. No sabía qué excusa inventar, pero tú no venías. Parado sobre el cordón de la vereda, no hacías ningún movimiento para que me ilusione. Yo te miraba. Cuando por fin tus ojos se cruzaron con los mios, cambiamos de dirección, los dos avergonzados. Seguías sin cumplir tu promesa. Ellos querían que me vaya, pero yo tenía la esperanza de que vinieras. Muchas personas salían a la calle, algunos me empujaban. Pero yo te tenía fe. No me importaba nada, pensando que vendrías. Tú seguías parado ahí, con la misma rutina de las miradas. El tiempo pasaba y nosotros no nos movíamos. Te esperaba pero no avanzabas. Ellos me insistían pero yo te quería conmigo. Después de un tiempo, totalmente desilusionada decidí alejarme de ti. Mis pensamientos seguían enfocados en esos minutos en que te vi, pero sabía que no vendrías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario